Tom Ojos Azules: Libreto

Tom Ojos Azules

Libreto

de José Jiménez Lozano

Copyright © 2016 de José Jiménez Lozano



I. INTRODUCCIÓN

Narrador

Esta es la historia de un niño muy pobre que casi sólo tenía sueños y vivía con ellos, y un día soñó con una cabrita toda blanca con una estrella o mancha rojiza en la cabeza, pero no sólo soñó una vez sino muchas, y cuando se despertaba le daba mucha pena de que la cabrita con la que soñaba desapareciera; hasta que un día, en un rinconcillo muy sombreado de un pequeño bosque, en el que a veces se acostaba cuando estaba cansado, apareció como en un relámpago la cabrita con que soñaba y le dijo que había decidido venirse a vivir con él. Y así fue, y el caso es que él se puso a acariciarla para agradecerla su compañía y notó que tenía algo raro en la cabeza, en medio de la mancha roja, y era como un botón de rosa que apuntaba, y luego comenzó a crecer y se convirtió en un cuerno dorado. Como dicen que tenían los unicornios. Y él, Tom Ojos Azules, no lo dio importancia, aunque, apenas comenzaron a correr el mundo, todos preguntaban al niño por aquella cabrita tan rara que tenía un cuerno que parecía de oro.

Tom

¡Velay! Es que esta cabra, amiga mía es así.

Narrador

Y la gente parece que se conformaba con esta explicación y comentaba simplemente que era una cabra muy rara pero muy bonita, y algunas gentes, que habían leído más libros o estudiado, añadían que esta cabra se parecía al unicornio, un animal que no había existido nunca, pero esta cabra existía y era más bonita, y su esquila de plata sonaba como no había oído sonar a ninguna esquila. Y así andaban por el mundo Tom Ojos Azules y ella, hablando con la gente y haciendo amigos en todas partes.

Tom

Yo me llamo Tom
no quiero ser mayor
seré siempre niño
y estaré en mi rincón
con la cabrita mía
de mi corazón,
que yo vi en sueños
y luego me encontró.
Vive conmigo
no se arrepintió.
Que lo diga ella,
no lo diga yo.

Cabra

Soy una cabra blanca
con un particular,
una mancha roja
y un cuerno especial
como otoñales hojas.
Y este mi amigo Tom
de los ojos azules,
comenzó a verme como en sus sueños
y también entre las sedas y los tules
del día y de la noche
o en las blancas nubes.
Y luego yo pensaba
que podría ir a buscarle
con la luna baja
entre los abedules.
Y una de esas noches
me metí en sus sueños
y luego ya pude
quedarme con ellos

II. ENCUENTRO CON EL HOMBRE RICO

Narrador

Así por el mundo
las gentes más varias
venían curiosas
o ya confiadas
venían a ellos
a ver a su cabra,
y la puso Estrella
de nombre brillante
porque la gustaba
y la gente toda
Estrella la llama
al dorado cuerno
que en su frente estaba
y aunque la cabrita
de pena o trabajo
quería que la hablaran
las buenas gentes sólo
sonreían contentas
y la acariciaban
no pedían nada.
Hasta que un día de agosto
encontramos a un hombre
muy lustroso y gordo
que vestía hopalandas
iba en caballo tordo
con muchos criados
y hablaba muy alto,
con voces de mando
nos cortó el camino
y con muchos gestos
al fin nos dio el alto.
Y comenzó a decirles
sin bajar del caballo:

Hombre Rico

Yo soy un hombre rico
que puedo comprar todo
me duele una pierna
de una coz de jaco,
y para nada ha sido
todo lo gastado.
Si mejoría hallara
en este tal estado
a ti y a esa cabra
del cuerno pintado
os construiría de oro
una casa y establo.

Tom y La Cabra

Nosotros no cobramos
un céntimo a nadie,
nosotros tenemos
la alegría y el aire.
y te regalamos
la salud de tu pierna
y perdona a tu jaco.

Hombre Rico

yo pago a todos,
y lo hago pronto
Tú no has visto nunca
ni joyas ni tesoros
ni nadie te ha ofrecido
ni una moneda de oro.
Pero, si yo te diera algún dinero
a lo mejor venderías tu cabrita
y no pondrías ningún “peroֲ
Esta cabra tuya,
es un animal muy feo
y muy particular
no tiene más que un cuerno
en vez de tener dos
Pero yo soy caprichoso,
y por diversión
daré lo que me pidas
aunque sea un millón
o dos.
Y te compro la cabra
como una cosa rara
para mi colección

Tom

¡Adiós, señor rico, adiós!
Yo no puedo ni quiero
venderte a mi cabrita,
ni por montones de oro
ni por el mundo entero
Ella es mi gran tesoro
guárdese el dinero
yo no soy traicionero
de amigos verdaderos
y de estos amigos.
mi cabra es el primero.

III. ENCUENTRO CON LA PRINCESA

Narrador

La cabrita y Tom se encontraron luego con otra carroza aún más hermosa. Tirada por seis caballos blancos, y en la que iba una Princesa que siempre está muy triste.

[Danza Triste aquí]

Dama

Hay una princesa
que siempre está triste
en el dulce otoño
porque ve las hojas
que, doradas o rojas
siendo tan hermosas,
basura se tornan
y a hogueras se arrojan.
La princesa está triste,
desde luego en invierno,
porque cae la lluvia
porque brama el viento,
hay sábanas de nieve
y cristales de hielo.

Un Leñador (que va por el camino oye a la Dama y se dirige a ella):

Sí, pero pasa el hielo
y la nieve pasa.
Viene el dulce céfiro
y en las praderas cuajan
el verdor y las flores.
La señora Princesa
tendrá risas y amores.

Dama

La princesa está triste
igualmente en verano
aunque la alondra cante
en las mañanas de oro
y aunque en la primavera
se reúnan en coro
ruiseñor y jilguero
liras y clarines
hasta urracas hay,
y también colorines.

Una Bruja Buena (que viene también por el camino buscando yerbas)

A lo mejor las hierbas
que estoy buscando ahora,
y hay que cogerlas frescas
antes de la aurora,
la darán alegría
la quitarán sus males
y harán que sonría—

Dama

La princesa tiene
su corazón atado
con los lazos peores,
maldición de los hados,
que son melancolía
por todo y por nada
nunca sanaría.
Es tristeza honda,
es tristeza pura
un gran mal habría
si no tiene cura.

Tom

Pero sí que la tiene,
me llamo Tom
y también Ojos Azules,
y esta cabrita amiga
es más que un unicornio
y más que las estrellas
de Tauro y Capricornio;
tiene poder grande
para librar de penas
desde Roma a los Andes,
también a las princesas
con ojos de carbunclos
y los labios de fresa

Cabra

Bien sabe mi amigo
llamado “Ojos Azules”
que yo puedo curaros,
y entonces libraros
de todo vuestro mal.
Por eso llevo en la frente
el cuerno dorado
de la felicidad,
Y también para todos
que quieren la bondad.

[Danza Alegre aquí]

Narrador

Recobró luego la palabra la señora princesa, se levantó sonriendo y, dirigiéndose luego a La Cabrita dijo:

Princesa

Ya me lo ha quitado
ya respiro y oigo al cuco,
regalo cual ninguno.
Y ahora yo os regalo
un Palacio Azul
como agradecimiento,
y que la Cabrita
me llame de tú.

Cabra

A nosotros, Alteza
nos basta con que la alegría
llene vuestros días.
Y queremos decir
que es mejor dar que recibir
como hacen las flores en abril

Princesa

Vosotros me habéis curado,
y algo quiero ofreceros
por lo que habéis obrado
para agradeceros.
Dime tú, Ojos Azules,
si queréis un prado
con sus arboledas,
y además un lago
con sus cisnes negros,
y sus cisnes blancos
una hermosa casa
con el mobiliario,
y trajes y alhajas
para ti y la Cabra.
Invierno y verano.
O lo que queráis,
si ello esté en mi mano.

Tom

Casi ríe la cabrita
de una tal ocurrencia
No queremos nada
sino que desde ahora
estéis alegre y sana.
Sólo deseamos
para hoy y mañana.
Vagar por el mundo,
para hacer amigos,
llevarlos historias,
y hermosas estampas
y con el cuernecillo
de mi amada cabra
curar los enfermos
del cuerpo y el alma.
Ir de pueblo en pueblo,
entre río y montaña
los días dorados,
las noches de plata
y pasar deprisa
como van las garzas,
y no quede nadie
sin ver a mi Cabra
su cuerno dorado
lleno de bonanza.

Cabra

Nos da mucha alegría
no queremos más nada.
Mejor es dar que recibir
como hacen las flores en abril

IV. ENCUENTRO CON EL CABRERO Y EL BUFONCILLO

Narrador

Cuando abandonaron, muy contentos, el palacio de la Princesa , aunque sentían tristeza por tener que despedirse de ella, volvían muy despacio por otro camino que el que les había llevado al palacio, y en este camino se encontraron con un bufoncillo que hacía algunos papeles en una compañía de teatro ambulante, y con un pastor de ovejas y cabras que eran de colores y, entre ellas, las había sobre todo blancas, rojas y azules; y el bufoncillo les dijo a la Cabrita y a Tom Ojos Azules:

Bufoncillo

Podríamos montar un circo
digo yo, el bufoncillo.
Y, naturalmente, ustedes
trabajarían en él,
como les gustara,
en cualquier papel.
¡Piénsenlo! ¡Piénsenlo!
¡Piénsenlo bien!.
Si vosotros sois dos,
mejor negocio es tres!

Tom

No puedo, ni debemos,
Nuestra vida entera,
es hacer una visita
por toda la tierra
así nos lo han dicho,
y así nos esperan.

Cabrero (que se acerca)

Mas si viene un cabrero
y nos juntamos cuatro
es mucho más certero
Haremos con sus cabras
de unicornios venero.
Pediremos que un guión nos escriba
el señor Guillermo Shakespeare,
que es el mejor teatrero.

Tom

¡No puedo! ¡No puedo!
Pobre Cabrita mía,
ni por el mundo entero

Cabra

No estés meditabundo,
Tom, Ojos Azules, recuerda.
Tenemos que correr el mundo

Bufoncillo y Cabrero

Y aunque tristes estemos
bien lo comprendemos
si al igual que ésta cabra
una cabra tuviéramos
y Ojos Azules fuéramos
también te diríamos:
Vender no podemos.
Bien tristes nos dejas,
No os olvidaremos.

V. ENCUENTRO CON EL REY

Narrador

Y todos se quedaron resignados mientras Tom y la Cabra iban andando y andando, y cuando ni lo pensaban siquiera y sin percatarse de ello, se pasaron hasta una frontera en la que parecía que no había guardias, pero enseguida aparecieron.

Guardia Primero

¡Oye jovencito!
El que va con la cabra,
eres extranjero
y te pasas la raya,
como si pasearas
por tu propia casa

Guardia Segundo

Son espías de raza
vestido de muchacho el uno
y el otro de cabra
que además tiene tres cuernos.
Y eso le delata.
¿Te gusta la hierba,
te gusta la alfalfa?
A ti te lo digo,
falsísima cabra.

Cabra

Y yo te contesto
te doy mi palabra—
Yo como mejores
cosas que la alfalfa,
que me da Tom, mi amigo
o que nos regalan.

Guardia Primero

¿Qué va a ser de nosotros,
si esta cabra habla,
y el muchacho nos mira,
sonríe y se calla?

Guardia Segundo

Aquí hay gato encerrado,
nadie lo dudara
ante el rey llevemos
a esta gente extraña
cual si fuera uno un niño
y el otro una cabra
que tiene sólo un cuerno
y además tiene habla.

Guardia Primero (ante el Rey)

Aquí le traemos
a Su Gracia dos espías.
Parecen buena gente,
pero no lo sabemos,
porque es gente extraña,
un niño silencioso
y una cabra que habla.

Tom

Si Su Majestad me oye
me explicaré sin trampa.
Estrella se llama
esta amiga cabra
que nació de un sueño
en que la veía,
tendida a larga,
en jardín umbroso
lleno de manzanas
de oro, y las hojas,
de verde esmeralda.

Rey

¡Queridos, queridos!,
ya veo y entiendo,
y creo vuestras palabras.
Mas también yo quisiera,
soñar con un árbol
de aquellas manzanas
en el Paraíso,
todas las mañanas.

Tom

Y entonces os digo
palabras del alma,
mías y de mi cabra.
¡Oh rey poderoso!
Soñarás todo eso,
tendrás tus manzanas
del Jardín antiguo
que Hespérides llaman,
y tendrás la cabra,
con un cuerno de oro
y esquila de plata,
si en tu reino logras que nadie padezca
por hambre o por frío
la desesperanza.
Y tengan sueños todos
que sean de verdades,
y no sean de hadas.

Rey

Entonces me levanto,
de este real escaño
para dar la mano
a tí y a la cabra,
y juramentarnos.

[Se dan la mano los tres]

Tom

Que el trato sea hecho
y sellado luego
como el aire suena
y la alondra vuela.
Y yo, Tom, y la Cabra
aclaramos luego
que todo el reino entero
si este trato se logra
en un solo rincón,
será Paraíso
y también bendición
porque ya habría nacido
de la rosa un botón.

Rey

Pues todos cantemos a porfía:
Que viva la alegría
de noche y de día.
Que la cante el gallo
muy por la mañana
y a la tarde canten
la luna y las ranas.

Tom

Y canten los niños
de los ojos pardos,
además de azules,
o verdes o negros,
también achinados;
y toda la fauna,
y las flores todas
que en el campo de hallan.

Cabra

Y canten los unicornios
y también las cabras,
las que ramonean,
las que están pintadas
por un pintor ruso,
Chagall se llamaba
y eran de colores,
y también volaban.
O como el unicornio
que está con la Dama
y es una hermosura
en un tapiz de Francia.
Así quiero serviros
y daros las gracias.

Todos

Y todos cantamos a porfía:
un himno a la alegría
que Ojos Azules y la Cabra
nos han regalado en este día.

FIN



CASA